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El Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (SNEEP) presentó el Informe Ejecutivo 2015. El SNEEP representa la estadística oficial del país en materia penitenciaria y se conforma a través de la recopilación anual de información proveniente de todas las unidades de detención, tanto federal como provinciales.
Un estupendo trabajo matemático sobre la penitenciaría y las cárceles
del país del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que debe entenderse con
una calculadora en una mano y una tabla de porcentajes en la otra. Hay que
tener cuidado de la cantidad de presos sin sentencia, ya que en mayo llegará la
Comisión de la OEA a controlar a nuestro país.
En la Argentina hay 285 unidades de detención, siendo las jurisdicciones
que más cárceles tienen el Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos
Aires con 54 y el Servicio Penitenciario Federal con 33 unidades.
Contabilizando la población penitenciaria en sentido global, al 31 de diciembre
de 2015 había 72.693 personas en el ámbito penitenciario, lo que lleva a una
tasa de 168 cada 100.000 habitantes.
• Desde la década del noventa existe una tendencia creciente en la
población penitenciaria. Más allá de algunos períodos de leves bajas o
amesetamiento, como 2006 y 2007, cada año registra un crecimiento en el total
de personas privadas de libertad en unidades de detención. Durante 2015 hubo un
incremento del 5% en relación con el período anterior, pero del 31% en relación
con 2005 y del 92% en relación con 2000.
Nos dice que la población penitenciaria tiene una destacada presencia de
varones jóvenes argentinos con un bajo nivel de escolarización: el 96% de los
detenidos al 31 de diciembre de 2015 eran varones, y el 62% tenía menos de 35
años de edad, pero no sabemos si esa contabilidad etaria comprende a los
detenidos con más 70 años, hasta más 90, a la gran mayoría de los cuales se les
niega prisión domiciliaria como la ley dispone.
Algo más de la mitad de las personas privadas de libertad aún no tenían
condena. Esto responde a una tendencia histórica que fue más pronunciada aún
hasta 2010 y que en los últimos períodos fue menos categórica.
Reconozco mi ignorancia sobre esta materia y así lo declaro, pero nada
en este cultural análisis sobre la pérdida de la libertad, por delitos, me hace
ver si están incluídos los miles de presos políticos sin proceso y sin
sentencia, alojados en especiales unidades penitenciarias que se distinguen por
su falta de higiene y atención médica y a las que hay que ingresar con
adecuados equipos de respiración. Es probable que no se hayan inventariado,
dada su condición de etnia especial destinada a condenas de prisión perpetua.
Suponemos que esta elegante presentación de nuestros funcionarios
judiciales, es un entrenamiento previo a la visita que nos efectuarán los
organismos de derechos humanos de la OEA, siempre parciales en sus juzgamientos
y declaraciones como lo vienen demostrando desde hace muchos años: los
terroristas son idealistas inocentes y los gobiernos constitucionales y sus
fuerzas de seguridad, son represores culpables de delitos de “lesa humanidad”.
Repito que por lo pronto no soy conocedor de materias relativas a la
cultura penitenciaria, pero baso mis comentarios y críticas en el sentido común
que se acentúa con el paso de los años y que me permite exponer mi libre
opinión en los pequeños espacios de las redes sociales, que me son negados o
censurados por el periodismo de alta escuela, muy respetable y prestigioso,
pero con escasas posibilidades de poder ser rebatido. Vale esta aclaración pues
no hallé en los medios crítica alguna al publicitado caso de Milagro Sala,
defendida insólitamente por los organismos internacionales, con un apoyo
directo, inmoral a todas luces, del secretario de la OEA, Almagro, que le
dirigió una carta en tal carácter con su opinión personal de que debía ser
“liberada inmediatamente”
A esto cabe agregar, cerrando el círculo, las noticias llegadas de Jujuy
que dan cuenta de acusaciones de violencia realizadas por víctimas de la
dirigente piquetera, castigos corporales, amenazas , desalojos y violaciones de
domicilio por su organización armada Tupac Amaru que, en su momento, no se
animaban a denunciar por temor a represalias. Las denuncias se presentaron ante
la secretaría de Derechos Humanos de la provincia, la policía y la justicia,
pero la información destaca que ninguna de las víctimas fue convocada o
escuchada por las organizaciones de la OEA, pues tales antecedentes
perjudicaban la construcción de la causa a favor de la detenida.
Las historias que relatan las iniquidades sufridas en forma continuada
por las víctimas y que, reiteramos, no fueron escuchadas por el Grupo de
Trabajo de la OEA, título que responde a sus actividades, pues fueron realmente
trabajos de “grupo”, son explícitas y las reproducimos.
Martín Jorge Rodríguez
Ex integrante de la Tupac Amaru
Denunció violaciones de los derechos humanos ante la Justicia y ante la
Secretaría de Derechos Humanos de Jujuy. Allí dijo: "Conocí a Milagro Sala
entre 2008 y 2009, cuando una persona cercana a ella nos presentó. Yo reclutaba
gente para que trabajara en la copa de leche y fuera a la cancha y formara
parte de la barra brava. En compensación nos daban planes de trabajo. También
hacíamos campaña para un candidato a intendente del PJ".
Sin embargo esta relación se complicó cuando dejó la Tupac "porque
Sala nos maltrataba, nos quitaba todos los papeles y supuestamente ella los
presentaba y los cobraba".
Tiempo después, cuando fue a gestionar bolsones a otra agrupación,
apareció Sala con su gente. "Me pegó en la cabeza, me tiró al piso y me
amenazó delante de tres integrantes de la Tupac, y le dijo a un empleado del
ministerio que no me diera nada. Ahí empezó mi calvario porque nadie me ayudó
más por indicación de ella." El episodio se repitió tres años después.
Rodríguez también relató qué significa en la jerga tupaquera "el
psicólogo": "Consistía en que te encerraban en una habitación y
Milagro Sala te pegaba".
Soledad Angélica Mendoza
Ex integrante de la Tupac Amaru
Ex cooperativista de la Tupac Amaru, Soledad Angélica Mendoza denunció
que la organización se apropió de un patio de su casa y que Milagro Sala la
amenazó de muerte.
El relato de la mujer comienza en enero del año pasado. Según las
denuncias que hizo ante la Secretaría de Derechos Humanos, la policía y la
justicia jujeñas, en el transcurso de ese mes, Sala y obreros
"identificados con gorras, remeras y chalecos de la Tupac Amaru"
ingresaron al patio trasero de su casa, "tiraron todo lo que allí había y
comenzaron a hacer una construcción" en el lugar. "El terreno donde
vivo está en juicio de prescripción adquisitiva y rige una medida de no innovar",
precisó Mendoza en la denuncia. Siempre según su relato, cuando se lo hizo
saber a Sala, la dirigente le contestó: "«Que me chupen el pingo la
Justicia y los jueces. Acá la que manda soy yo, y la que les paga soy yo. Acá
se va a construir una copa de leche para darles de tragar a los chicos
pobres»".
"Recibí amenazas de muerte de parte de miembros de la Tupac por
intentar oponerme a esa situación. (...) Mi denuncia es contra Milagro Sala
porque es ella quien daba las órdenes", cerró la denuncia.
Luis Bail
Ex integrante de la Tupac Amaru
La denuncia la hizo ante la Secretaría de Derechos Humanos de Jujuy y el
expediente ya obra en sede judicial. "Desde 1998 conozco a Milagro Sala.
Yo vivía en la calle y ella me conocía y me invitaba a tomar mates. Después
comencé a trabajar con ella asistiendo a las marchas. Cuando se creó la Tupac
Amaru trabajaba en la parte social, en las copas de leche y comedores
infantiles."
Según el relato de Bail, Sala siempre los "sometía a castigos
corporales cuando cometíamos alguna falta, como por ejemplo una inasistencia al
trabajo, y nos mandaba al «psicólogo». Ir al psicólogo consistía en que te
llevaban a una habitación en la sede de la Tupac Amaru, nos encerraban allí y
siempre estaba Milagro Sala, quien junto con otras personas nos pegaban golpes de
puños y patadas para corregirnos".
También contó un episodio cuando fue a ver un partido de Gimnasia de
Jujuy: "Me ubiqué en el sector de la barra de Beto Cardozo, Sala se enojó
y fue a mi domicilio con 40 personas más, quisieron sacarme de mi vivienda y
como me resistí Sala me pegó con una pala en el ojo y me desfiguró el
rostro". En 2013 sufrió una situación similar.
Bettina Condorí
Ex integrante de la Tupac Amaru
Bettina Condorí denunció ante la Secretaría de Derechos Humanos, la
policía y la fiscalía de Jujuy que Sala la golpeó y le arrebató una hija.
Según esa presentación, en noviembre de 2009, Condorí fue obligada a
"comparecer" ante Sala para "pedirle perdón" por haber
"hablado mal de ella".
El relato comienza con el arrebato de su hija. "Sala ordenó que me
quitaran a la bebé y la llevaran a la guardería. Como ofrecí resistencia, una
mujer me la arrebató violentamente. Era mi hija", indicó la mujer. La
denuncia continúa con el detalle de cómo fue golpeada por Sala. "Llegamos
al museo [una de las dependencias de la Tupac], nos sentaron en dos sillas,
Sala se paró frente a mi pareja y yo. Todos los presentes comenzaron a
insultarnos y obligarnos a pedirle perdón a Sala", relató. Y continuó:
"Yo, por miedo, le pedí varias veces perdón, pero ella seguía
insultándome. (...) Traté de escapar, pero Sala ordenó que me redujeran, me
sentaron y agarraron las manos detrás de la silla mientras ella me pegaba piñas
con las manos con anillos, me levantaba la cabeza de los pelos, me pegaba
rodillazos y patadas, gritando que le pidiera perdón".
Cecilia Velázquez
Ex beneficiaria de la Tupac Amaru
Presentó una denuncia ante la fiscalía de turno y el Juzgado de Control
N° 1, con el aval de 27 testigos. Comenzó a trabajar con Milagro Sala en 2003
y, según declaró, en 2005 le entregaron una vivienda, pero no le dieron la
escritura. "Allí vivía con mi hijo. Durante el tiempo que trabajé para
Milagro Sala recibí acoso y maltratos, no sólo de ella sino también de Shakira
y el hijo de Sala, Sergio Chorolque."
"Milagro Sala iba a la cooperativa donde trabajábamos y nos pegaba
con un garrote mientras nos decía que en las marchas, a las que estábamos
obligados a ir, teníamos que saltar, gritar e insultar", denunció.
"Por los maltratos, en 2011 decidí dejar la Tupac Amaru y allí comenzó mi
calvario", explicó.
"Milagro Sala me citó a la sede de la Tupac. Allí me golpeó junto a
Shakira y todo su entorno. Me encerraron en un cuarto, me pegaron piñas y
patadas con botines. Me insultaban y me tiraban agua fría. Me dejaron
inconsciente", contó Velázquez. Tiempo después la sacaron de su vivienda
por la fuerza, le tiraron todas sus cosas a la salida del barrio. "Me
amenazaron con que si hacía la denuncia me mandarían a matar."
Víctor Mendoza
Ex Secretario Gremial del Sindicato Docente jujeño
Víctor Mendoza era secretario gremial de ADEP, uno de los sindicatos
docentes de Jujuy, cuando fue amenazado por Milagro Sala, que se quedó con su
casa.
La denuncia que Mendoza radicó ante la Brigada de Investigaciones local
es de 2013. Estaba reunido con el entonces ministro de Tierra y Vivienda, Luis
Cosentini, en su despacho cuando Sala irrumpió allí con un grupo de personas.
"El ministro se fue del despacho. Sala comenzó a increparme y pegarme en
el pecho. Yo no podía alejarme del lugar porque había seis guardaespaldas. Sala
me amenazó para que no hablara mal de ella", reconstruyó Mendoza. Siempre
de acuerdo con la denuncia, el gremialista fue privado de su libertad en
diciembre de 2013. Ocurrió en la sede del gremio docente, donde se encontró con
Patricia Jaldín, una de las dirigentes de la Tupac, que estuvo detenida.
"Me pegaron, me amenazaron y me retuvieron durante cuatro horas por orden
de Sala", relató. En cuanto fue liberado, Jaldín amenazó con matarlo si no
dejaba su casa. "Cuando volví a buscar mis cosas, ya estaba ocupada por el
hijo de Jaldín. Desde esa fecha recibí amenazas. Vivo con miedo", concluye
la denuncia.