sábado, 26 de noviembre de 2016

NOSTALGIAS DE UN CULTO PERIODISMO


Fuera de todo contexto ideológico o político no puedo dejar de emitir mi opinión relacionada con nuestros medios periodísticos. La muerte de Fidel Castro ha sido sin ninguna duda la noticia trascendental del año y en consecuencia escuché durante varias horas al canal de noticias TN, donde sus periodista iban detallando las diferentes reacciones en el mundo por tan importante acontecimiento. Pero insólitamente se interrumpe el programa a las 10:15 hs para dar paso a la única opinión de un argentino desde Croacia. Se trataba de Diego Maradona, que se hizo cargo del micrófono ofrecido para expresar durante siete minutos su sentida emoción por la pérdida de su segundo papá.
Repito, no hay intención ideológica en mi comentario, ni puse atención a semejante interferencia, sólo me sorprendió la cobertura dada a un ex futbolista de pésimos antecedentes morales, como el primer ciudadano argentino consultado sobre un hecho histórico que conmueve al mundo. Al momento le sigue la reacción del Papa. Desconcertado, continué escuchando el programa de TN, cuando a la media hora repiten los siete minutos del mismo personaje. Apagué mi aparato sin poder dar crédito a esta ridícula situación. Fui informado que con posterioridad se dio a conocer el mensaje de condolencias emitido por nuestro Presidente.
Ayer también puse por escrito la exposición periodística brindada a dicho sujeto, durante la transmisión desde Croacia de la copa Davis. Como dije, en el preciso momento en que nuestro digno deportista del Potro consolidaba su victoria, la aparición del mencionado payaso abrazando y besando a su pareja en un arrebato sexual propio de una película pornográfica, me impidió contemplar la visión de un emocionado festejo.
Cuando se suceden episodios de esta naturaleza, sin solución de continuidad, en que vemos desfilar individuos desagradables como Hebe, Maradona, D´Elía, Moreno, y tantos otros, comprobamos con tristeza la pérdida irreparable de un buen y tradicional periodismo que ha dado paso a un repulsivo y detestable muestrario de mal gusto, incultura, populismo y cholulismo. Lamentablemente bien recibido por el vulgo.

El relato, el modelo, la inclusión, la revisión histórica, el igualitarismo y la cadena nacional quedaron muy adentrados en nuestra fibra nacional con gran influencia en la educación, la familia y la sociedad en general. No pudo estar ausente el fenómeno popular de los medios que, por necesidad, tratan de acomodarse y adecuarse a los vaivenes de un populismo barato, del cual se hace muy difícil desprenderse, según lo he querido señalar.