El editorial
del diario La Nación de hoy “Jubilados sin justicia” es una magistral y medular
defensa de los jubilados, en el que se explicitan con vehemencia las
insalvables dificultas impuestas por el gobierno en la tramitación de los juicios por
actualización de haberes, con el sólo propósito de una defraudación masiva
destinada a no pagar las sentencias y de paso a llenar sus alforjas.
Constituye
un valiente alegato que deja al descubierto la voracidad y la ambición de una
familia, los Kirchner, que no tuvo reparos en despojar impunemente a millones
de ancianos, negando sus derechos y saqueando la caja de jubilaciones.
Pero los que
hemos luchado desde hace muchos años para que se repare la injusticia, los que hemos denunciado
permanentemente en las redes sociales, en cientos de cartas a periódicos prestigiosos, a los programas de
televisión y a las mismas autoridades del gobierno y de ANSES lo que podíamos denominar un verdadero
genocidio, estamos en la obligación moral de repudiar esta acción mediática
impregnada de hipocresía y oportunismo, que debió publicarse en respuesta al
clamor de nuestros antiguos reclamos, ignorados totalmente, pero mantenidos a buen resguardo
para reproducirlos en el momento adecuado.
Conocedores
de que ha trascendido una acción gubernamental tendiente a disponer el pago de
50.000 juicios y a facilitar el procedimiento de los más de 300.000 en danza, sale
el editorialista a la palestra para adjudicarse el mérito logrado gracias al
editorial.
Sin embargo, es obvio que no han sabido leer o interpretar varios de nuestros escritos, pues
en un párrafo dicen: “Resulta de suma trascendencia el pedido que formuló el
presidente Mauricio Macri al titular de la Anses, Emilio Basavilbaso, para
ponerse al día con el pago de las sentencias judiciales de haberes jubilatorios”.
El presidente debe ordenar, no pedir, como
debió haber ordenado un informe sobre la situación en que se encontró a la Anses y
de las auditorías realizadas, todo lo cual cobra redundancia en los más de 30
artículos enviados a las redes, a los diarios, a las emisoras, todos bajo el
título tantas veces visto “¿Y ANSES?”.
Jamás tuvimos respuesta a esta simple pregunta de sólo dos letras y nos
sigue aleteando la sospecha de que el silencio es un pago de servicios,
impunidad mediante, al ex titular Diego Bossio por su camuflado paso al
gatopardismo, provocando una apreciable grieta en el FPV muy favorable al PRO
en la votación de la Honorable Cámara de Diputados. Nos preguntamos también …¿No
habrá razones de Caja?
Luego, al manifestar que los jueces de la Cámara
Previsional, Herrero y Fernández fueron sometidos durante cuatro años a una
impiadosa persecución por el gobierno anterior por dictar fallos favorables a
los jubilados, denuncia el editorial que no fueron apoyados por sus colegas del
fuero ni por la asociación que los nuclea.
Omite que tampoco
fueron defendidos o apoyados por el prestigioso matutino y otros periódicos,
como tampoco por los espacios radiales y de televisión. Las cosas en su punto,
pues el editorial debió aclarar que fueron salvados de un juicio político por
el movimiento de las redes sociales, en espacial el que esto escribe, con un
petitorio de miles de firmas que obligaron a que la denuncia de Anses fuera
desestimada.
Hace dos
años, el 26 de mayo de 2014 La Nación publicó un editorial titulado “Nueva
burla para los jubilados”, formulando severas críticas al titular de Anses,
Diego Bossio, que afirmaba que para 2016 estarían todos los juicios pagados. Lo hace responsable de que el organismo apele
las sentencias de primera instancia favorable a los jubilados, incumpliendo de
esa manera el compromiso de no apelarlos que la propia entidad que dirige
asumió ante la Comisión Interamericana de los Derecho Humanos de la OEA.
Lamento que en estos momentos no se haya hecho
presente en los espacios del diario la controvertida vuelta de carnero del hace
dos años severamente criticado, Diego Bossio y el silencio de ANSES que La
Nación imita con gran éxito. “Todo tiene
que ver con todo” decía alguien…
Continúa
luego con la defensa de los jubilados apelando a cartas enviadas desde este
sector, en una actuación similar la que estamos relatando.
Mi respuesta
de ese entonces la hago presente para esta nueva publicación.
“Me
reconforta leer mis opiniones en el citado editorial, un poco tarde quizá, pero
con la satisfacción de que son publicadas para conocimiento general, como eran
mis deseos.”