jueves, 16 de julio de 2015

MEA MAXIMA CULPA

Hace 11 días destaqué en este blog, bajo un título similar, la extraordinaria afirmación del periodista Jorge Fernández Díaz en el artículo "El kirchnerismo y su espectacular admisión de culpas". Nada más acertado y premonitorio ante el insólito apartamiento del Juez Bonadío producido hoy, 16 de junio de 2015, que viene a confirmar inexorablemente este argumento del citado periodista que decía:
 "A partir de ahora, será muy fácil detectar la culpa oficial en actos aberrantes o deshonestos: los kirchneristas nos irán señalando paso a paso, expediente a expediente, juzgado a juzgado, los chanchullos que cometieron e implícitamente la valoración secreta que se hace en el palacio sobre cada tema. Podremos, antes de diciembre y posiblemente después también, confeccionar un mapa completo de las transgresiones, delitos y pecados de esta larga década gracias a las destituciones y apartamientos de magistrados y auxiliares que se irán realizando para proteger a la reina, a su familia y a los principales alfiles y comediantes de la corte kirchnerista. Cada movida en ese tablero será una fabulosa confesión de parte. Que quedará debidamente asentada en los libros de historia y en la memoria colectiva. "
¿Habrá palabras para exaltar una premonición tan sabia, evidente y oportuna? Debería grabarse en letras de bronce, para que la posteridad sepa cómo un iluminado tinterillo del diario La Nación tuvo la privilegiada visión de "demostrar" la culpa del delincuente por medio del itinerario de sus propios movimientos, terriblemente acusadores
Señores delincuentes de guante blanco, ya se los han manchado equivocando su desesperada defensa.
Para los ojos del menos avisado, ¿no era más fácil demostrar su alegada inocencia presentando en forma voluntaria ante los estrados judiciales todas las pruebas que la certifiquen? Ese digno proceder los hubiera elevado ante la opinión pública, mientras sus acusadores y los sospechados magistrados "ponían pies en polvorosa", como dice el refrán.
De ahora en más,  las destituciones y apartamientos de magistrados para proteger a la familia monárquica, constituirán una fabulosa confesión de parte.