miércoles, 29 de abril de 2015

CRISTINA - RELATO JUDÍO

En el artículo “Dividir para Reinar” destacábamos la grieta que abrió Cristina en la sociedad e instituciones argentinas sin omitir sectores  Finalmente dijimos “Cristina lo logró” pues había llegado a provocar y conseguir la división en la comunidad judía.
Si bien esta política de gobierno, asumida con enconada perseverancia, perseguía el propósito aludido de dividir para reinar, su puntada final referente a la grey judía tiene otra finalidad inconfesable, racismo. A pesar de su origen, al igual que el de su canciller Timerman, sus acciones constituyen una decidida y peligrosa intención de enfrentamiento.
Con parecida estrategia a la de Adolfo Hitler incentivó la formación de una agrupación de judíos argentinos, bajo el predicamento del sociólogo Jorge Elbaum, del cual hizo suyas públicamente desde Granada, España, insólita escala de su viaje a Moscú, las palabras del mismo contra la DAIA, contra el fallecido fiscal Alberto Nisman y en apoyo al memorándum con Irán.
A través de una solicitada publicada en diarios de tirada nacional, más de trescientos judíos argentinos, entre ellos dirigentes comunitarios, intelectuales, artistas, diputados nacionales y personalidades de la cultura, se distanciaron de los posicionamientos de las principales entidades judías locales “sustentadas en directivas exteriores”..
Entre las centenares de firmas se destacan el escritor Juan Sasturain; el secretario Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Ricardo Forster; el integrante de la agrupación 18J, Sergio Burnstein; los periodistas Jorge Halperín, Miriam Lewin, Adrián Korol y Hugo Pressman; el politólogo Carlos Escudé; los diputados nacionales Carlos Heller y Mara Brawer y el abogado Beinusz Szmukler.
Los adherentes al texto se definen como “herederos de las mejores tradiciones progresistas que están representadas, entre otras, por sus aportes en el surgimiento del movimiento cooperativo.
Cuestionaron también el apoyo de AMIA y DAIA al fallecido fiscal Alberto Nisman, quien actuaba bajo “un vínculo de subordinación a la embajada de Estados Unidos”, según describieron´.. que, luego, derivó en una denuncia penal por “traición, sedición y resistencia a la autoridad”, presentada ante la Justicia por el abogado Juan Labaké.
“Todo tiene que ver con todo” dice la Presidente, y en efecto, Juan Domingo Perón creó la Organización Israelita Argentina (OIA) en 1947 porque la DAIA lo consideraba un líder fascista y pro nazi..
Esta institución tuvo una vida efímera ya que desapareció tras el golpe de Estado de 1955. Dentro de la comunidad, algunos suelen comparar a aquel organismo con esta nueva agrupación.
Los golpes más duros en contra de la institución provinieron del periodista Jacobo Timerman. Después de haber sido secuestrado y torturado acusó a la DAIA y a sus directivos de complicidad con la dictadura y de haber actuado como los Jüdenrat durante el nazismo.
La complicidad, más que a la dirigencia judía le cabe al pueblo argentino, a los millones de argentinos que sabían muy bien lo que pasaba”., dijo el periodista Hernán Dobry
Es triste la similitud de estos grupos con las llamadas Jüdenrat que eran los consejos judíos de gobierno establecidos por los nazis.
Para su formación, los nazis localizaban a algún judío prominente, generalmente algún  cargo electo, un presidente de una asociación judía o un rabino, y le encargaban la formación del consejo. Éste estaba formado por doce miembros en los guetos de menos de 10.000 habitantes y por veinticuatro si superaban esa cantidad. Los presidentes así nombrados por los nazis llamaban a formar parte del consejo a otros antiguos dirigentes judíos´
 Los Judenräte tenían a su cargo a toda la población de un gueto, debiendo mantener el orden (a través de unos cuerpos de policía propios, la Policía Judía) y cumplir y hacer cumplir las directrices alemanas. De este modo, los consejos judíos eran los que censaban a la población judía, inventariaban sus bienes para facilitar su confiscación por los nazis, elaboraban las listas de personas que debían ser deportadas hacia los campos de exterminio, las conducían hacia los lugares de embarque y perseguían a quienes huían o se escondían. Por lo general, cumplían puntual y celosamente las instrucciones recibidas, ya que los miembros del Judenrat eran personalmente responsables de cualquier negligencia o desobediencia, y especialmente su presidente, nombrado como se ha dicho directamente por los alemanes, que recibía las instrucciones de un oficial de las SS encargado del gueto.
Jorge Elbaun es acusado de ser el cerebro detrás del Encuentro Nacional de Argentinos de Origen Judío (Enaoj), la nueva agrupación que busca competir con la DAIA en la representación política de la colectividad. La renuncia indeclinable del canciller Timerman a la DAIA  es un claro demostrativo de que la división inducida   por la Presidente ya está en marcha
Nos parece justo  y oportuno traer a consideración estos eventos que guardan relación con los acontecimientos actuales, en cuanto a su ideología, desarrollo y finalidad. En varias ocasiones he señalado que, curiosamente, la política argentina va con frecuencia a contrapelo y éste sería un ejemplo cercano. ¿A qué rescatar procedimientos perimidos, de otras épocas aciagas a la cultura, a la democracia y ciertamente a la civilización?
Quizá la respuesta a esta pregunte la tenga Cristina Fernández de Kirchner.
Lo que sí vaticinamos con certeza es la terminación de este escabroso suceso con el obligado retiro de la Presidenta en diciembre de este año. Así sucedió en 1955 con el derrocamiento de Perón.