domingo, 4 de enero de 2015

La Tienda de Antigüedades

El periodista Mario Cadenas Madariaga en su columna del Informador Público habla del año corto que marcará el final de un ciclo y en los párrafos referentes a los jubilados dice que la suerte de seis millones de trabajadores depende las condiciones económicas generales, constituyendo el primer lugar por su importancia social. El segundo lugar lo ocupa el sector de jubilados y pensionados, que representa más de siete millones de electores que son exclusiva responsabilidad del Poder Ejecutivo y cuyos aumentos se conceden por decreto, libre de toda regla. Advierte que la Caja que los solventa es la Anses, es decir la misma que financia el déficit del Tesoro Nacional y que tiene una gran deuda pendiente con centenares de miles de jubilados Aquí omite el hecho de que dicha Caja financia el Futbol para Todos, el déficit de Aerolíneas Argentinas, el pago de sueldos ordenado por el Poder Ejecutivo para terroristas y falsos desaparecidos y otros arrebatos que sufre constantemente para sostener el peso frente al dólar, subsidios sociales, en cantidad y otros menesteres que nunca se conocen ni son rendidos. Termina su comentario con una opinión bastante pesimista. Dados los gastos afrontados la Anses no podrá otorgar aumentos importantes este año.
Y como bien dice el comentarista los aumentos, no por derecho y justicia,sino como limosna de caridad donada a su capricho por la Presidente, se otorgan en dos meses del año, marzo y septiembre, pero en el primero es un porcentaje inicuo que en el 2014 fue del 11% y por un período de seis meses, el segundo con un margen que fue del 17% lo que evidentemente no es lo mismo que negociar un 38% directo por un año con los gremios, en las reuniones paritarias. Es insólito que ningún partido político, ningún periodista independiente resalte este despropósito inexplicable, donde los jubilados no tiene participación como los gremialistas. Se dice que el cálculo enjundioso lo realiza el gobierno de acuerdo a los índices del Indec, lo que deja en descubierto dos mentiras, la primera la del Indec que bien la conoce hasta el propio gobierno que la ordena , la segunda, la versión del cálculo que el gobierno no realiza pues ya en el año 2012 tuvo que reconocer una falla que para el jubilado representó un 7% comprometido a reajustar, cosa que no se hizo. Es tal la indolencia y la malicia operantes que al efectuar el pago del medio aguinaldo del año 2014, se descontó del mismo, el Impuesto a la Ganancias, solamente a los jubilados, cuando existió un decreto de una Presidente acorralada que se dignó a exceptuarlo como un acto caprichoso de beneficiencia.
Estamos en contacto con algunas organizaciones de jubilados que buscan salir a la palestra para la defensa de sus derechos. Les asiste la razón ya que sus quejas individuales no son tomadas en cuente por la sociedad. Ellos no tienen el arma legal de la huelga. No tienen la fuerza física, por su edad, para formar piquetes o fuertes manifestaciones que, por otra parte chocarían con Berni y sus helicópteros de ciencia ficción, pero son siete millones que si se organizan como sociedad civil y se ponen de acuerdo en los métodos necesarios para hacerse oir , dar conferencias de prensa y acorralar a los políticos para que definan en sus plataformas y en sus funciones parlamentarias, su posición respecto al 82% móvil que una vez vetó la Presidente y que son siete millones de votos en juego, entonces la situación puede cambiar, ya que es un idioma que ellos conocen muy bien.
De una vez por todas el país, la sociedad toda, no sólo el Gobierno, debe comprender que los jubilados no son una tienda de antigüedades. Son seres humanos que necesitan alimento, medicamentos que aumentan en cantidad por su edad y en precios por la inflación.
El tema da para mucho más pues la falta de consideración y de respeto a la ancianidad es un enorme vacío que se ha abierto en el país como si el peligroso lema de la Presidente “vamos por todo” incluyera también a los ancianos que molestan, son un descarte, hay que eliminarlos. Cuando las máximas autoridades de un gobierno populista no tienen la menor aflicción ni remordimiento por la desnutrición infantil, por su falta de higiene y de atención médica que se aprecia en todas la villas miserias del país, especialmente en el norte, cuando a pesar de su creciente aumento lo ignoran abiertamente, luciendo en sus apariciones públicas, costosas joyas que ni se preocupan en disimular con un alarde de insolencia descontrolada, entonces,¿ quién puede extrañarse de su perversa actitud hacia los ancianos, vituperados con los apodos de la propia Presidente, de buitres y caranchos?.”
Estas son verdades de a puño, como decía Sarmiento , que debemos digerir con repugnancia.