miércoles, 7 de enero de 2015

LA ENFERMEDAD DE OCCIDENTE

Se ha diseminado en toda Europa una fiebre demagógica y populista, un cierto esnobismo y una evidente hipocresía intelectual, que la está hundiendo en un abismo peligroso. Son coletazos que fueron llegando casi inadvertidamente desde la América Latina. Su fase inicial fue el peronismo por conducto de la demagogia implantada por su dictador Juan Perón. Luego fue el comunismo de la Cuba castrista, al que se puede añadir el guevarismo criminal y terrorista. Prosiguió luego con el dictador Chávez, a quién lo continuó Maduro en la Venezuela comunista protectora del régimen cubano gestora de la unión de las repúblicas bolivarianas y que continuó con la alianza Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina.
El matrimonio gobernante Néstor Kirchner y Cristina Kirchner en el poder desde el año 2003 hasta la fecha, inauguró en sus doce años el gobierno más autoritario, populista y corrupto de la historia argentina. Se apoderaron de la derechos humanos como herramienta política y sembraron el odio y la venganza en todos los niveles posibles de la sociedad.
Los movimientos y gobiernos izquierdistas de Europa, algunos intencionados, otros engañados, comenzaron desde 1978 a prestar una ayuda económica significativa a los denominados "desaparecidos", a los que en algunos países escandinavos se les financió la apertura de restaurantes y cafés. La "avivada argentina" hizo que de seis mil declarados por el gobierno, los "desaparecidos" llegaran a treinta mil.
Ya en los años 1980 y 1981, ciudades del continente, incluyendo París, Londres y Madrid, se vieron desconcertadas por las costosas campañas realizadas contra el régimen militar, frente a la embajadas argentinas. Movimientos estratégicos, financiados por las izquierdas, sobrepasaban naturalmente el número de los exilados y sus posibilidades económicas.
Finalmente, la oposición firmemente declarada de los gobiernos de América Latina a los países desarrollados, al capitalismo, a las corporaciones y al imperialismo, influyó en los movimientos europeos de igual raigambre. Vemos en España El Movimiento 15-M, también llamado movimiento de los indignados, es un movimiento ciudadano formado a raíz de la manifestación del 15 de mayo de 2011 donde después de que 40 personas decidieran acampar en la puerta del Sol esa noche de forma espontánea, se produjeron una serie de protestas pacíficas en España, con la intención de promover una democracia más participativa alejada del bipartidismo y del dominio de bancos y corporaciones. Ver las similitudes, acampe, protestas, bancos y corporaciones.
El partido Podemos de España, progresista y populista, se ha manifestado en boca de su titular Pablo Iglesias, admirador del chavismo y de la actual política ejercida por Maduro.
Las consecuencias de esta, diríamos, nueva política de tipo llamado progresista, aunque revele lo contrario, y populista están a la vista con el conflicto desatado en Alemania y Francia con "la discriminación". A renglón seguido se comprobarán reacciones opuestas, irreconciliables, que denotan un fondo de hipocresía que otorga más importancia al sentido e interpretación de un término, "discriminación" que a la peligrosa realidad que azota a toda Europa.
La noticia de día nos dice que al menos 12 personas han fallecido y 11 han resultado heridas, de las que cuatro se debaten entre la vida y muerte, tras el ataque con fusiles automáticos registrado esta mañana contra la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, en París, según datos oficiales. Los autores del atentado, uno de los más graves de la historia en Francia, fueron tres hombres vestidos de negro, encapuchados y armados con fusiles kalashnikov que entraron en la sede del semanario al grito de "Alahu al akbar" ("Dios es grande"), según ha confirmado en una declaración a la prensa el fiscal de París, François Molins. El presidente François Hollande ha afirmado que Francia vive “un momento extremadamente difícil.
Charlie Hebdo estaba especialmente protegido porque ya había sido objeto de amenazas y de ataques menores en los últimos años, especialmente a raíz de haber publicado en 2006 caricaturas de Mahoma. En 2011, fue atacado con cócteles molotov y tuvo que cerrar sus oficinas durante varias semanas. 
Hace unos meses, el autoproclamado califa líder del islamista Estado Islámico lanzó un llamado "a todos los musulmanes de Occidente" a hacer la guerra santa. Las instrucciones provocan escalofrío en la espina dorsal: "Si no consiguen hallar una bomba o municiones, aíslen al norteamericano o al francés infiel. Aplástenle la cabeza a piedrazos, acuchíllenlo, arróllenlo con un automóvil, tírenlo al vacío, asfíxienlo o envenénenlo".
Esta semana, más de 18.000 personas habían participado en Dresden de la habitual marcha organizada por Pegida en contra de una supuesta islamización de Occidente y con un fuerte tono antiinmigración. Pero ese mismo día se realizaron también manifestaciones en Berlín, Stuttgart y Colonia, entre otras ciudades de Alemania, a favor de un país abierto y de la tolerancia. La publicación en Bild tuvo a esta tolerancia y apertura como mensaje común. Pero la amenaza de la xenofobia preocupa a un país que todavía pelea con su pasado.
La canciller Merkel atacó al movimiento en su mensaje de año nuevo al afirmar que sus líderes tienen "prejuicio, frialdad e incluso odio en sus corazones".
El diario Bild, el de mayor tirada en el país, publicó ayer una carta abierta firmada por políticos, incluyendo varios miembros del gobierno de Angela Merkel, líderes religiosos, personalidades del mundo del cine, músicos y deportistas, en contra de la discriminación.
"Nos convertimos en campeones del mundo con muchos jugadores de origen inmigrante", dijo Oliver Bierhoff, ex futbolista y manager de la selección alemana.
El futbolista Bierhoff, con muy buenas intenciones confunde un partido o copa de futbol con un ataque terrorista.
El Papa Francisco, a su vez, dijo con fuerza "Cualquiera pueda ser la motivación, la violencia homicida es abominable, nunca es justificable, la vida y la dignidad de todos deben ser garantizadas y tuteladas con decisión, cualquier instigación al odio debe ser rechazada, el respeto del otro debe ser cultivado."
La enfermedad de las clases políticas y sociales en Europa consiste en el simple diagnóstico que, cuando un hecho terrorista de estas características amenaza la integridad de una nación, cualesquiera sean los autores, víctimas o motivaciones, el procedimiento para afrontarlo no radica en la discusión filosófica, religiosa o política sobre la interpretación del término "discriminar". Nadie puede pretender arrogarse el derecho de enarbolar las banderas de la xenofobia o antixenofobia buscando réditos proselitistas y de adhesión ideológica. 
Si no hay un vigoroso cambio en las relaciones humanas, con categóricas definiciones, enfrentando como es debido, la realidad, dejando a un lado los "compromisos", las mentiras, las adulaciones y el falso y decadente populismo, la Unión Europea, noblemente conformada y lo que, aún es peor, las naciones que la componen, se irán desintegrando hasta su extinción.