martes, 2 de diciembre de 2014

LA DÉCADA DEL NARCOTRÁFICO

A partir del año 2003 comenzó a detectarse el avance del narcotráfico en nuestro país. Se acentuó en el 2006 cuando Nilda Garré, ministra de Defensa retiró los pocos radares que existían para detectar satelites espias o aviones narcos en el norte del país. La entrada de la droga careció de control, al punto que los gobernadores de la zona reclamaron con fuerza conjuntamente con los jueces federales. En noviembre del 2013, después de recibir el firme apoyo de la Corte Suprema, los jueces federales del norte argentino redoblaron la dureza de sus mensajes y pidieron mayor atención y recursos para la lucha contra el narcotráfico . 
A pesar de ello, el Gobierno desatendió los reclamos afirmando que las frontreras
estaban bien controladas.
En octubre de este año el juez federal en San Francisco Mario Garzón, decía: "estamos en una región donde tenemos droga por todos lados. No hay computadoras, no hay una base de datos. Tampoco hay un respaldo fotográfico o en video que respalde las acciones investigativas que se llevan a cabo".
Recientemente la Auditoría General de la Nación formuló un crítico diagnóstico sobre el sistema de control que custodia las fronteras, hay enormes debilidades que explican el auge de las organizaciones criminales aseguraba. 
El reporte se basó en un estudio del área realizado entre 2002 y 2012 y fue dado a conocer por el organismo en un hotel céntrico de la ciudad de Buenos Aires, señalando una "infraestructura edilicia precaria e insuficiente" en los organismos de control aduanero y migratorio. También evidenció "carencia de equipamiento de control" y "obsolescencia del sistema informático".
En la presentación, el presidente de AGN Leandro Despouy estuvo acompañado por el titular de la Asociación del Personal de los Organismos de Control, Hugo Quintana; el juez federal de Orán, Salta, Raúl Juan Reynoso; el diputado nacional Mario Fiad (UCR); el vicepresidente de la Cámara de Apelaciones de Tucumán, Ricardo San Juan, y el profesor de Ciencia Política de la Universidad de San Andrés, Alberto Fohrig.
El diputado Mario Fiad destacó que hace años que vienen reclamando una política integral y estratégica de lucha contra el narcotráfico". Además acusó al Gobierno de "falta de voluntad política" para atender los problemas de los organismos de control. Agregó que no sólo existe una " sospecha de inacción" del Gobierno sino también de "connivencia" con el crimen organizado. Esta aseveración es muy grave
desde el momento que han trascendido dudosas maniobras del Gobierno que en cierto modo alentaban la introducción de drogas, como la efedrina. 
El informe presentado hace notar que la Aduana carece de computadoras y añade: "A pesar de que un sistema informático integrado resulta imprescindible para el control migratorio, sólo 42 de los 224 pasos de frontera habilitados estaban informatizados con el sistema de Migraciones, 29 con el de Gendarmería y 153 no contaban ninguno"
Por cierto resulta llamativo que el Gobierno realice gastos millonarios en publicitar exageradamente dudosas inauguraciones, en donar notebooks, otorgar subsidios, encarar un plan satelital, y no financiar gastos menores como la instalación de computadoras en las aduana y oficinas de migraciones, habilitar la sistematización de los 153 pasos que carecen de ella y dotar de radares para el control aéreo.
Se sabe y se recalcó ultimamente que el Poder Ejecutivo está ingresando gente a
la administración pública a razón de 36 por día, por aviesas razones políticas, en su
mayoría militantes de La Cámpora que, por supuesto, no serán destinados a cubrir
las necesidades de los puestos fronterizos.
Se desconocen las medidas que esté tomando el Gobierno con respecto a las pistas de aterrizaje clandestinas y no clandestinas utilizadas por los narcotraficantes en todo el territorio nacional y que suman más de 1.500.
Se desconocen las medidas que esté tomando el Gobierno para dotar a la Fuerza Aérea de aviones en cantidad y calidad destinados a la vigilancia de las fronteras.
Se desconocen los motivos aducidos por el Gobierno para impedir a los pilotos militares derribar a los aviones invasores que se nieguen a identificarse.
Lo que no se desconoce es que un poderoso narcotraficante, uno solo, puede
amasar una fortuna superior al mismo Banco Central, y con parte de ella comprar 
voluntades y connivencia para el normal desarrollo de sus actividades.