miércoles, 19 de noviembre de 2014

Santa Fe y Favaloro

¡Por Dios! No hay otra forma de rendirle un homenaje, que bien se lo merece? Es como cambiarle el nombre a los Champs Elysées, a la Via Veneto o a la Gran Via.
Es que el malhadado revisionismo histórico se ha convertido en revisionismo callejero? ¿Qué mentes afiebradas impulsan este desatinado proyecto? Una elegante avenida porteña admirada desde hace añares por turistas extranjeros y los habitantes de la ciudad. ¿Se imaginan las veces que el mismo Favaloro la habrá transitado?
Qué mejor homenaje que un hospital lleve su nombre! El Presidente Perón sería uno de los más apropiados.
Es un hecho comprobado que ya se ha perdido el mejor de los sentidos, el "sentido común". Nos da el ejemplo la Presidente derribando estatuas artísticas de gloriosos ancestros y elevando otras a su capricho; ordenando cambio de nombres a calles, plazas, edificios, rutas, turbinas, colegios, para ensalzar a su difunto esposo.
Es el deporte favorito de nuestro país ahogado en su centralismo ególatra. Vean si los países civilizados andan cambiando nombres a la marchanta. ¿Alguna vez viajando a Paris, Madrid o Roma, se han encontrado con que una renombrada avenida desapareció?
Detalles como éste, sin mayor importancia, nos permite analizar las cambiantes vivencias de un pueblo en decadencia, incapacitado de superar los graves problemas a que ha sido llevado por un gobierno autoritario, personalista al extremo, con políticas igualitarias y populistas, corrupto e insensible a las más prioritarias necesidades.
La consecuencias están a la vista y las banalidades están a la orden del día; adquiere mayor importancia y extensa e intensa y continuada difusión el casamiento de un político de cuarta categoría con una vedette, que un accidente ferroviario o cinco homicidios diarios. Y la cultura, bien gracias!