domingo, 30 de noviembre de 2014

El auge del populismo político (2)

Continuando con el asunto del título, me encuentro con la opinión del prestigioso político y periodista Juan Carlos Sanguinetti en relación a los gobiernos populistas, bajo el título "ahora vamos por todo",
en este caso refiriéndose a su país Uruguay. Tratándose de un país esencialmente democrático, un ejemplo en Sudamérica, es natural que le preocupe seriamente el sesgo político que se insinúa a través de las declaraciones de algunos miembros del triunfante Frente Amplio, en particular con el propósito enunciado de cambiar completamente la Constitución Nacional. Resalto los principales puntos expuestos.
"Ensoberbecidos por los resultados de octubre, la mayoría del Frente Amplio “va por todo”. Es imprescindible que a la mayoría parlamentaria sumen ahora una mayoría ciudadana que sea interpretada como un cheque en blanco para cambiar las bases republicanas y liberales de nuestra Constitución, la que hoy sienten como un corset. Como dijo la senadora Topolansky, “hay que pasar al socialismo, lo que requiere otra Constitución”.
La frase que nos sirve de título fue dicha por la Dra. Cristina Kirchner luego de su reelección. Embriagada por su formidable éxito electoral, ungida por un 54% de la ciudadanía, no optó por el camino superior de convocar a todo el país para un proyecto nacional sino, por el contrario, ir “por todo”, o sea, apañar todo el poder posible. Ya sabemos lo que pasó después con la prensa, con los impuestos, con el dólar, con las empresas favorecidas y las perseguidas. En ese programa absolutista incluyó también la re-reelección, que —felizmente— quedó en el camino.
El Uruguay, sin advertirlo cabalmente, se está aproximando a la misma idea.
El Presidente Mujica ha sido claro: acaba de decir que la “Constitución parece hecha por estancieros”. Su señora, la Senadora, hace años que viene con esa idea. En julio de 2011, ejerciendo temporariamente la Presidencia, afirmó que había que “revisar toda la Constitución”. Aclaró que “toda”
Hace pocos días fue también clarísima, afirmando que somos “un país que tiene una Constitución que prioriza la propiedad sobre la vida”, disparate temerario, que carece de todo sustento, salvo revelar su viejo odio colectivista contra la propiedad, cualquiera sea ella.
Es evidente que se quiere atropellar nuestro actual sistema de garantías. Que el viejo movimiento tupamaro se siente encorsetado adentro de nuestro sistema jurídico y que aspira a cambiar sus bases. La intención se insinúa pero cada día está más clara.
No se trata de agitar viejos fantasmas ya perimidos (los del comunismo o trotskismo) sino de advertir que el populismo autoritario, paso a paso, sigue avanzando. Ya no le alcanza con que el sindicalismo usurpe espacios de poder público y aun fondos del Estado. Se quieren las manos libres para cambiar las reglas de juego."
En nuestro artículo terminábamos advirtiendo:
La historia nos demuestra que no hay fronteras para el desarrollo y aplicación de 
políticas demagógicas que combaten el capitalismo, inyectan falsos nacionalismos,
atentan contra la propiedad privada, aniquilan la libertad de prensa, pretenden unificar el pensamiento, destruyen la cultura y finalmente alientan el autoritarismo arbitrario y corrupto. El Estado ordena y manda a su antojo, la ciudadanía obedece dócilmente. La esclavitud en los tiempos modernos en aras del populismo.